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martes, 30 de octubre de 2012

SIGNOS DE ENFERMEDAD DEL NERVIO ÓPTICO.


Una amplia variedad de enfermedades afectan al nervio óptico. Las características clínicas que resultan en particular sugestivas de enfermedad del nervio óptico son un defecto pupilar aferente, visión deficiente de colores y cambios de la papila óptica. 

- Es importante considerar que el nervio óptico puede ser normal, en las etapas tempranas de la enfermedad que afecta al nervio óptico retrobulbar, en particular la compresión por alguna lesión intracraneal, aun cuando se haya producido una pérdida intensa de la agudeza y campo visual. Los axones pueden ser disfuncionales, mucho antes de que se atrofien. 

- La tumefacción de la papila óptica se produce de modo predominante en enfermedades que afectan en directo a la porción anterior del nervio óptico, pero también se manifiesta con presión intracraneal aumentada y compresión del nervio óptico intraorbitario. La tumefacción de la papila óptica puede ser signo clínico fundamental, como lo es el diagnóstico de la neuropatía óptica isquémica anterior, en la cual debe estar presente la tumefacción de la papila óptica en la etapa aguda, para que se establezca el diagnóstico en base clínica. La oclusión de la vena central de la retina, hipotonía ocular e inflamación intraocular pueden producir tumefacción de la papila óptica y de ahí, la impresión errónea de enfermedad del nervio óptico.

- La atrofia óptica es una respuesta inespecífica a la lesión del nervio óptico por cualquier causa. Debido a que el nervio óptico consiste en axones de células ganglionares retinianas, la atrofia óptica puede ser consecuencia de enfermedad retiniana primaria, como retinitis pigmentosa u oclusión de la arteria central de la retina. 

ATROFIA PERIPAPILAR



En la atrofia óptica, el anillo neurorretiniano del disco que rodea a la excavación fisiológica pierde sus vasos sanguíneos y se torna blanco. En general, existe una correlación entre el grado de palidez de la papila óptica y la pérdida de agudeza visual, campo visual, visión de color y reacciones pupilares, pero la relación varía de acuerdo con la etiología subyacente. La principal excepción a esta regla es la neuropatía óptica compresiva en la cual la palidez de la papila óptica por lo general representa una manifestación tardía.

- El aumento del diámetro de la excavación de la papila del nervio óptico por lo general constituye un signo de neuropatía óptica glaucomatosa, pero puede presentarse con cualquier causa de atrofia óptica. La palidez segmental y los vasos sanguíneos retinianos atenuados con frecuencia son la consecuencia de neuropatía óptica isquémica anterior. Las neuropatías ópticas hereditarias suelen producir palidez segmental de la papila temporal bilateral, con pérdida preferencial de axones papilomaculares.

- Se producen exudados peripapilares con tumefacción de la papila óptica a causa de papilitis, neuropatía óptica isquémica o papiledema (el término “neurorretinitis” para la combinación de tumefacción de la papila óptica y exudados retinianos, incluido una estrella macular, es una denominación errónea, debido a que no hay tumefacción de la retina y los exudados son una respuesta a enfermedad anterior del nervio óptico. Esto puede producirse en tipos desmielinizantes de otra naturaleza de neuritis óptica, neuropatía óptica isquémica y papiledema. El término ”neurorretinitis” se aplica de manera más razonable, cuando hay una tumefacción verdadera de la retina y el nervio óptico. 

EXUDADOS PERIPAPILARES



- Otro elemento semiológico importante es observar el latido venoso de la papila, la presencia de latido venoso descarta completamente que el paciente sea portador de un edema de papila.

- Otros signos útiles de edema previo de la papila son la gliosis y atrofia peripapilar, los pliegues coriorretinianos, así como el arrugamiento de la membrana limitante interna.

PLIEGUES CORIORRETINIANOS




GLIOSIS POSTPAPILEDEMA




- La neovascularización de la superficie del disco óptico se produce en la diabetes mellitus, la oclusión de la rama y de la vena central de la retina, la obstrucción o la insuficiencia carótida interna, la enfermedad de Takayasu y otras afecciones asociadas con la isquemia. Los nuevos vasos derivan de las arterias ciliares posteriores más que de los vasos retinianos. 








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